martes, 15 de marzo de 2011

Domar fieras

Siempre me han gustado los niños. Jamás he tenido mucha gracia para relacionarme con ellos pero creo tener la capacidad de transformarme en uno de ellos, saber entrar en su mundo de fantasía y poder tratarlos en su terreno.

No se qué pretendía yo cuando intentaba ser madre. No recuerdo muy bien qué es lo que quería conseguir. Supongo que alguien a quien querer por encima de todas las cosas, alguien a quien pasar el relevo. También alguien que me quisiera por encima de todas las cosas y que me permitiera entrar en su mundo, el mundo de los niños, y compartir sus aventuras y sus sueños. Quería acompañar a esa persona mientras crecía, enseñándole las maravillas que hay en el mundo y ayudarle a ser una de ellas.

El tiempo me enseñó que bueno, eso puede ser cierto pero... ser madre significa convertirse en domadora de fieras. Me dijo hace tiempo una persona muy conocedora de la naturaleza humana que un niño es el cachorro del animal más listo del planeta. Eso significa que la criatura va a intentar por todos los medios hacer lo que le venga en gana. Puesto que es pequeña y depende de tí para conseguirlo, va a intentar manipularte por las buenas o por las malas. La gran tarea de la madre es conseguir que entienda que no, que no puede hacer lo que le venga en gana. Más aún, ¡¡que tiene que hacer lo que tu le dices!! Es lo que se conoce por "pasar por el aro".

¡Tarea de titanes!

Conseguir equilibrar la firmeza, la mano izquierda, la tiranía absolutista con en cariño y el refuerzo positivo... es algo que debería poder estudiarse en algún sitio. Confiaba yo en el sentido común. ¡Menudo error! El cansancio, el acoso y los nervios no compatibilizan precisamente con el llamado menos común de los sentidos.

A tancas y barrancas (empentes i rodolons) estoy aprendiendo a domar mis fieras. A días con más éxito, a días con fracasos rotundos. Pero pasito a pasito voy ganando terreno.

Y por si fuera poco descubro entonces ¡que hay muchos supuestos adultos que repiten exactamente actitudes de mis retoños! Increíble pero cierto. Y a puñados. Con lo que de nuevo sacas el látigo y la piruleta y ala, a domar otra fiera que sobrepasó de largo la fecha de domesticación.

No funcionan exactamente las mismas estategias, no puedes castigar al rincón de pensar al compañero de trabajo que se escaquea cuando debe hacer una tarea que no le gusta o al que se ronea y pierde el tiempo en lugar de coger el toro por los cuernos. O incluso a aquella persona en casa que espera que seas la chacha mientras ella dispone y manda.

Pero al igual que con tus retoños, debes dejar claro que a mamá no se le toma el pelo y que cuando toca recoger los juguetes... ¡toca!

No hay comentarios:

Publicar un comentario